La historia de Pedro caminando sobre el agua me vino a la mente un día cuando estaba orando para resolver un desafío. Esta historia es una gran ilustración que muestra el tremendo poder del pensamiento. Al reflexionar sobre sus detalles, fue como si me subiera a la escena y me sentara en el hombro de Jesús para ver la experiencia de Pedro. Pude sentir la profunda esperanza de Jesús de que Pedro aprendiera las lecciones que él enseñó.
En mi imaginación pude ver a Pedro en la rama del barco. La escena se puede describir de esta manera:
¡Qué momento! Pedro tenía mucha fe cuando salió del barco. Había estado observando a Jesús durante unos minutos y fue testigo de su confianza, valentía y completa calma. Jesús hizo que pareciera tan fácil. Pero luego, después de un par de pasos en el agua, Pedro comenzó a concentrarse en lo que sucedía a su alrededor: el agua, el viento, la tormenta. Y empezó a hundirse.
En mi propia experiencia me di cuenta de que había cometido el mismo error que Pedro. Estaba mirando la situación, “la tormenta”, en lugar de mirar al Cristo. A menudo es muy fácil sumergirse en el drama de todo.
Jesús estaba parado en el agua enseñándole a Pedro que la materia no importa; en otras palabras, las leyes de la materia no son reales. Lo único que es real es nuestra conciencia de Amor y bondad. Si la conciencia está fija en el Amor y la bondad, la tormenta se disipa y es entonces cuando podemos hacer lo inimaginable.
¡Así que gente, mantengan su fe!
Oficina del secretario
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